«La heroína sin nombre de Rahimi es una vía de escape, un salvavidas para millones de mujeres como ella, mujeres que han sido cosificadas, marginadas, despreciadas, golpeadas, ridiculizadas, silenciadas. En La piedra de la paciencia, por fin tienen algo que decir». Del prólogo de Khaled Hosseini, autor de Cometas en el cielo
En la mitología persa, sangue sabur, la «piedra de la paciencia», es una piedra mágica a la que uno cuenta sus desgracias, sus miserias, lo que no se atreve a revelar a los demás; La piedra escucha, absorbe todas las palabras, todos los secretos, hasta que un buen día explota. Y ese día, uno queda liberado. En esta novela, localizada «en alguna parte de Afganistán, o en cualquier otro lugar», la piedra de la paciencia es un hombre en estado vegetativo a causa de una bala alojada en la nuca. A su lado, en el suelo, mientras en la calle se oyen disparos y pasan carros de combate, su mujer reza por él, le atiende y le habla. Llena de rabia y desesperación, le cuenta lo que nunca antes se atrevió a decirle: sus deseos y frustraciones, sus secretos más ocultos. Escrita en un lenguaje bellísimo, poético y descarnado, este es un grito contra la sinrazón de las guerras, el fanatismo y la opresión a las mujeres en cualquier parte del mundo.