Por primera vez en la historia, el final de la especie humana, y tal vez de una gran parte de la biosfera, no será una intervención divina, sino consecuencia de la acción irresponsable de los seres humanos.
Tal como está, el mundo no puede continuar. Tenemos que cambiar nuestras mentes, nuestros corazones, nuestro modo de producción y de consumo, si queremos tener un futuro de esperanza. La solución de la Tierra no cae del cielo, sino que resulta de una coalición de fuerzas en torno a unos valores éticos, unos fines humanísticos y un nuevo sentido de ser.
El propósito de este libro es ayudar a transformar la posible tragedia en una crisis que nos purifique a todos y pueda hacernos más sensibles a la vida, más compasivos con los seres que sufren y más espirituales, más abiertos al misterio del universo y de Dios.