Argumento de La Muerte
El hombre sabe que ha de morir y, por lo general, coincidimos en ver en esa conciencia de su propia mortalidad una de las características esenciales de la humanidad, junto con el lenguaje, el pensamiento y la risa. No obstante las metafísicas, toda la cultura humana se ha propuesto como programa vencer a la muerte. Y la filosofía occidental, de Platón a Hegel, ha afirmado a su vez que es en el ejercicio mismo del pensamiento cómo la muerte y la finitud se ven superadas. En este libro, la autora se propone analizar esos intentos metafísicos, religiosos y filosóficos de planteamiento de un más allá de la muerte, para mostrar a continuación que es posible mantener una relación con la muerte que no sea ni "familiarizarse con ella", como dice Montaigne, ni esquivarla. Basándose en el análisis del ser-para-la-muerte que propone Heidegger, intenta mostrar que existe otro discurso sobre la muerte, cuya condición de posibilidad exige una libre asunción de la finitud de la existencia humana. Semejante concepción de la finitud, que ya no se apoya en la infinitud de un ser fuera de la muerte y fuera del tiempo de lo divino, reconduce al ser humano a su facticidad originaria, es decir, a su carácter propiamente terrestre, temporal y corporal. Esa idea de la mortalidad como finitud constitutiva de la apertura al mundo es, al mismo tiempo, una concepción del nacimiento como capacidad finita de tener un mundo, ya que el morir es entonces la condición del nacer y la muerte la de la vida. Lo que se nos revela, por tanto, es que en la alegría y en la risa es como mantenemos, paradójicamente, la relación más auténtica con nuestra propia mortalidad.0