Al impulsar guerras militares y propagandísticas en Oriente Medio, EE.UU. pasó por alto la guerra de independencia económica de Al Qaeda. La Ley Patriota estimuló la economía de mercado negro, y la política del miedo propició el aumento del precio del petróleo que, a su vez, dio lugar a altercados por los precios de los alimentos, que finalmente distrajeron a los gobiernos de las maquinaciones en Wall Street por valor de trillones de dólares. Consumidores y contribuyentes, espoleados por el miedo, cayeron sin remedio en la apabullante deuda global.
Napoleoni nos advierte que si no nos enfrentamos a las numerosas conexiones que enlazan la respuesta al 11-S con la crisis financiera, no seremos capaces de encontrar la salida de la inminente recesión global que amenaza nuestra vida diaria. Mientras temíamos que Al Qaeda destruiría nuestro mundo, Wall Street lo despedazaba.