La secuela de las Crónicas del Mago Negro.
El relato arranca en la ciudad de Imardin, capital del reino de Kyralia, dos décadas después de los acontecimiento narrados en El Gran Lord, el tercer volumen de las Crónicas del Mago Negro protagonizadas por Sonea. Esta, una exparia convertida en maga negra, descubre horrorizada que su hijo, Lorkin, se ha prestado voluntario para asistir a Dannyl en su nueva misión como embajador del gremio de Sachaka, un país aún regido por despiadados magos negros. Teme que algunos de ellos deseen vengarse por las acciones que llevaron a cabo Akkarin, el difunto padre de Lorkin, y ella misma años atrás, así que cuando llega la noticia de que Lorkin ha desaparecido, Sonea está desesperada por salir en su busca. Pero sabe que, si desobedece las restricciones que le impone el odopoderoso gremio y abanadona la ciudad, la exiliarán para siempre. Además, su viejo amigo Cery necesita su ayuda: en el marco de la cruenta guerra que libra entre los principales ladrones de la ciudad, un enemigo anónimo acaba de matar a casi toda su familia recurriendo a la magia. Lorkin, mientras tanto, accede a facetas inesperadas de la sociedad, el paisaje y la magia de Sachaka de la mano de su intefrante secustradora, y descubre detalles del legado mágico de su padre que podrían cambiar el rumbo de su propia existencia para siempre.