Octubre de 1932, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido les convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza. Y en esa antesala del infierno el autor traza una pavorosa radiografía del horror en estado puro. Todo un hito en la aclamada trayectoria del maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea.