"...Cabalistas asignando laboriosamente a cada letra un número en caza del nombre de Dios. Ocultistas y poetas buscando las palabras mágicas, precisas, que nos lleven más allá de la vida -la pesadilla- cotidiana. Psicólogos y curanderos intentando `curar con la palabra?. La poesía contiene una promesa para los que quieren escapar, una promesa que no se cumple. No hay escapatoria. La salida del laberinto conduce siempre al centro. Este libro es un llamado a las armas" dice Tomás Nochteff en el prólogo. En La máquina de dejar de escribir, Matías Ygielka nos adentra en un espiral fuera del tiempo: proyectos utópicos, bocetos, máquinas que encuentran sus equivalentes en el comienzos de los tiempos, se reúnen en un experimento literario de tintes Raymond-Rousselianos. Luego del manifiesto La escritura sin escritor, Ygielka se adentra en un mundo más complejo: ya no el de la mano que escribe, sino el de la existencia misma que deja a su paso.