Un día como otro cualquiera, Tacrón fue mandado a Gimouar a comprar un nuevo sistema de cultivo y vender la ordeñadora automática. Lo que Tacrón no sabía, es que ese día, su vida ya no volvería a ser la misma, ni la de los habitantes de Stugar-land. Dicho reino era gobernado por un ser malvado, que tiranizaba al pueblo, con temor y miedo, subido a los lomos de su imponente dragón. Tacrón sin saber nada en ese momento, iba a realizar la más peligrosa hazaña de su vida. Tenía en sus manos la eliminación de un gobierno corrupto y el restablecimiento de la paz en el reino.
Para ello, nuestro protagonista deberá hacer frente y destruir de una vez por todas LA MALDICIÓN DEL DRAGÓN.