A través de la palabra autobiográfica de Matilde de Magdeburgo, mística y poeta del siglo XIII, recorremos un viaje al encuentro de Dios, que va de la pasión y el deseo de la juventud al cansancio de la vejez, que nos conduce del éxtasis a la Cruz, de la unión a la ruptura, del gozo erótico al sufrimiento. La voz de Matilde penetra en los misterios de la divinidad y llama a abandonarse al fluir de la vida, a contemplar y envolverse en el fuego que arde y se derrama de la divinidad. La escritura carece de linealidad, evocando el recorrido circular de una danza cósmica, al estilo de otras místicas medievales, como Margarita Porete o Hadewijch. Una palabra nómada que es, al mismo tiempo, palabra divina.