Argumento de La Llena de Gracia
Encuadernación: Rústica
Ha empezado un curso. Desde mi ventana contemplo a los niños cruzar con sus carteras al hombro. E imagino que cada profesor intentará convencerles que la asignatura que les explica es la más importante. Los coleccionistas hemos iniciado un nuevo curso. El libro de estudio es María. Sé que más de uno se ofendería si lanzo esta pregunta. Y tú, ¿conoces a María? Porque no se ama lo que no se conoce. Sólo se ama imperfectamente lo que se conoce de manera imperfecta. El conocimiento engendra amor. ¡Qué triste papel haría en la sociedad quien no conociera los principales personajes y los acontecimientos más importantes de la historia! María, después de Jesús, es el personaje más importante en las páginas de la historia. ¿Qué son los acontecimientos más ruidosos de la humanidad en comparación con los hechos que llenan la historia de María: su Maternidad divina, su obra corredentora? Además, un cristiano debe dar razón de su fe, conocer el cristianismo, al menos lo más esencial. María no es una figura accesoria y accidental, sino esencial y necesaria. En el corazón del Credo, suma y síntesis de nuestra fe, confesamos: se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre. Año tras año celebramos al ritmo de la liturgia varias fiestas marianas y éstas serán más provechosas cuando mejor se comprenda el misterio. Sin María el cristianismo se tornaría inexplicable. ¿Se podría llamar cristiano quien desconozca a María? María es la obra maestra de Dios. En ella ha manifestado su sabiduría, su poder, su bondad infinita. A Dios se le conoce por sus efectos; al Creador por las criaturas, y de modo especial por María. Lo dijo ella. Hay que leer en María como en un libro si deseas conocer a Dios. El conocimiento y el amor de María jamás va separado del conocimiento y amor de Jesús. Ambos se complementan. Si Cristo es el Sol, María es el Cielo en el cual brilla él; si Cristo es la perla preciosa, María es el estuche que la guarda; si Cristo es la flor, María es la planta que la sustenta. Sea ésta la primera lección de este libro: creer en el conocimiento y amor a la Virgen.1