Zambullida a cuerpo gentil en la lengua de todos los días, la del hombre corriente e, incluso, la del filólogo libre del corsé académico y profesional. Lo que éste descubre tras la reflexión y el estudio, aquél lo capta mediante la intuición, y lo vierte salpimentado de humor y gracia, en este caso, principalmente, a través de la derivación. En resumen, no es un libro apto para catones, tristes y malajosos.