Argumento de La Imposibilidad del Agua
Cuando la lucha, desde dentro, desde afuera, desde toda energía visible o invisible da su fruto, se rompe el tiempo que siempre pretende ser obstáculo de creación en quién, desde la nada, se reb/vela para hacer una ofrenda transparente y nace hilo de vida con paz, una pincelada de alivio con pálpito; surgen palabras que no necesitan nombre y están condenadas a ser versos. Y nos conducen, mansa, vertiginosamente, hacia la indagación de ese ser escondido que somos. "Arrastrar un cadáver", anhelando vida, buscando sobrevivir a pesar de cualquier muerte, sobre todo la que no conoce tumba, existir y dar, mortificarse sin premio, ofrecerse para aliviar, ser uno mismo para otros, sólo puede brotar de alguien atormentado por la verdad cotidiana de ser entregándose, y vivir recibiendo, aceptando aunque sea una mueca sola, que pudiera parecerse a una sonrisa. Armando Rivero no necesita hablar. Sus versos chivatos lo traicionan, desnudando lo que más es: copa de barrica recién abierta del mejor vino, que se brinda... el mejor verso que un poeta, sin trampa ni truco, puede ofrecer.1