El título del nuevo libro de Antonio Aradillas ?La iglesia: Último bastión del machismo?, es provocador. Así lo pueden pensar algunas personas. Otras creerán que un título de estas características, y así redactado, pretende expresar su capacidad de provocación únicamente al pie de la letra y no en cuento a su esencia y contenido. Lo cierto es que con este nuevo libro el polémico autor intenta poner el dedo en la llaga de un tema de gran actualidad tanto eclesiástico como sociológico y en el que se sienten afectados y aun protagonistas, numerosas personas, y grupos. La institución eclesiástica, las mujeres y los movimientos feministas, el llamado ?Pueblo de Dios?, o los hombres que comparten en ciertas proporciones las sensibilidades ajenas y propias en el contexto socio-cultural, laboral y profesional actual, y en general, la sociedad al completo en sus organismos e instituciones participan en diversa medida de cuanto es, significa y pretende significar el planteamiento del libro.
Como refiere su autor, son ya demasiadas las veces en las que la Iglesia ha perdido el tren de la historia y, por lo que hace referencia a la mujer, tal pérdida, resultaría dramáticamente negativa para la institución, para la mujer y para el desarrollo integral de la humanidad. La fuerza del libro está exactamente más en los testimonios que aporta, que en las conclusiones a las que pueda llegar el lector. Su autor se daría por satisfecho si con su lectura pudiera evitarse que la Iglesia en sus más altas instancias se viera obligada algún día a tener que pedirle perdón a la mitad de la humanidad más uno, que es el censo de la mujer en el mundo, al igual que ha tenido que hacerlo, por poner un ejemplo concreto, en relación con su comportamiento inquisitorio con Galileo.