Recompone, desde sus expectativas y relaciones, el campo social de la enseñanza. Está enfocado desde el prisma de la subjetividad: pretende comprender las buenas razones que están en la base de los modelos de pensar y hacer del profesorado. En lugar de los análisis en que se imputa al profesorado el fracaso de las propuestas de buenas nuevas de la administración educativa, la mirada se hace desde las víctimas del sistema. Se parte de la hipótesis de que la crisis de la identidad docente se ve provocada por un conjunto de factores escolares y sociales, y que su evolución está ligada a una difícil (re)construcción identitaria.