El trazo que marca la vida de Heliodoro García Vallejo, en el territorio de la memoria de Hontanalta, es una línea de sombra en el natural contraste de su luz espléndida y la cruda realidad de la Castilla del siglo XX, desde sus primeros compases hasta el desarrollismo de los años sesenta, y el definitivo periclitar de la sociedad rural en los setenta. Detrás del trampantojo secular de una vida rústica, estancada en las miasmas de la decadencia, surgen las pasiones descarnadas de unos seres ahormados por la inercia y la necesidad. Solo el tajo de la guerra sacudirá con su impacto rotundo las ondas de esta balsa cenagosa, en que sus moradores, lejos de encontrar nuevos caminos, mimetizarán su existencia, adaptándola penosamente a un tiempo oscuro e interminable.
No solo por su retrato psicológico y la ajustada descripción de su contexto, sino por la belleza de su narración y la riqueza excepcional de la lengua castellana, que aquí alcanza un nuevo esplendor, La herida del tiempo es una novela extraordinaria en el panorama reciente de la literatura en español.