Tuvo que escapar en medio de la noche y eso marcó su destino. Tras confundir a la señorita Frances Hanwell con una sirvienta fugitiva, Hugh se dio cuenta de su error al día siguiente. El escándalo era inevitable, y un matrimonio de conveniencia parecía la única salida. Cuando Hugh descubrió la vida tan horrible que Frances había llevado hasta ese momento, empezó a sentir un gran respeto hacia ella. Y cuando una herencia inesperada amenazó su seguridad, no dudó en protegerla con todas sus fuerzas.