Hasta la invención del espejo, en la Venecia del siglo XVI, nadie había contemplado con detalle su propio rostro. Un espejo de Murano valía más dinero que un cuadro de Rafael. Hubo quien buscó en el reverso y utilizó la oscuridad para atravesar todos los límites.
Desde la primera página entramos en un inquietante juego de reflejos, donde participan una hermosa mujer, policías con la cruz gamada en la solapa y la ciudad más bella del mundo. La prosa de Luis Manuel Ruiz, ganador del Premio Internacional de Novela, combina a la perfección calidad e intriga y nos lleva a los rincones más misteriosos de la existencia.