Desde su tendejón en una llanura de los Himalaya, el serpa Pasang Nuru ve llegar expediciones cada año, todas con la misma intransigencia y la misma estúpida fruición por matarse en la cordillera. El frío y la altitud les pasan la factura de su soberbia y su descuido. Muchos regresan mutilados por la gangrena, cegados por la nieve o delirando por la disentería. Pero nada disuade a estos seres febriles en su afán por se los primeros en llegar al fondo de la Gruta del Toscano, que podría contener los nueve círculos del Infierno dantesco.
Escudan su pasión por el peligro con razones en apariencia trascendentes: el honor nacional, la divinidad, la conquista de las últimas fronteras, la inmortalidad y el dominio de las fuerzas naturales. Pero a fin de cuentas la humanidad no parece mejor ni más santa ni más rica porque un puñado de hombres ateridos haya puesto el pie en tal o cual círculo del infierno.
¿Qué los empuja entonces? ¿De dónde viene ese impulso invencible de enfrentar la muerte en el fondo de un abismo infernal? El relato de esas expediciones quizá contenga respuestas. En todo caso, explora la convicción de que sólo hay una cosa imprescindible para llegar al corazón de las tinieblas y contarlo: el rencor.