Con el paso de los siglos el alminar de la antigua mezquita almohade se ha transformado en la más conocida imagen de Sevilla, en emblema de la ciudad. La Giralda ha logrado granjearse el afecto y admiración de sevillanos y foráneos, existiendo una simbiosis entre la urbe y la torre tan íntima, que es difícil imaginar el perfil de la ciudad sin su presencia. Cantada, pintada o evocada, es la indiscutible protagonista de las miradas de naturales y forasteros, como expresó el autor: \"¡Todo el que vuelve a Sevilla, lo primero que ansía ver destacarse en el tranquilo y suave horizonte, es el majestuoso, al par que esbelto, perfil de la Giralda!\". Este breve tratado recoge el discurso pronunciado por Enrique de Leguina en 1896 en el Ateneo de Sevilla, \"centro potente de civilización y cultura, al que todos tenemos el deber de ayudar y proteger\", que tuvo a finales del siglo XIX y en buena parte del siglo XX prácticamente el monopolio de la vida cultural sevillana. En su discurso el autor recorre los principales hitos que jalonaron la actual configuración de la Giralda y repasa algunos de los episodios más destacados de su dilatada historia.