Bruno Alonso González (Castillo Siete Villas/Cantabria 1887-México D. F., 1977) fue nombrado en 1937 Comisario General de la Flota Republicana, puesto que ocupó hasta el final de la guerra civil. Dirigente sindicalista, diputado socialista por Santander en las tres legislaturas republicanas, Bruno Alonso era un hombre dotado de gran honestidad, firmes convicciones ideológicas y, a la vez, carácter enérgico, algo imprescindible para lograr para imponer el orden en unas tripulaciones que habían optado por prescindir de la mayor parte de unos mandos que habían optado por el bando sublevado. Los primeros años del exilio los vivió en África, hasta que en 1942 logró llegar con su familia a México donde se estableció y donde residió hasta su fallecimiento, sin haber podido regresar a España como era su gran ilusión. Este libro, publicado originalmente en México en 1944 y prohibido en España, contiene parte de la documentación recogida por el propio Comisario de la Flota y el relato de sus experiencias al frente de la misma en un periodo turbulento y lleno de contradicciones. Su publicación iba dirigida a poner en claro su visión de unos hechos escasamente explicados y, a su modo de ver, erróneamente interpretados. Esta edición lleva una introducción a cargo del escritor y periodista J. R. Saiz Viadero, en la que se añade una semblanza de un personaje que desde su humilde condición de trabajador en su infancia, llegó a una cota importante del poder militar republicano, en un momento decisivo para la historia de nuestro país. Saiz Viadero se ha especializado en recuperar la figura y personalidad de muchos de los dirigentes republicanos condenados al exilio y, por lo tanto, al ostracismo y la difamación en la España franquista.
Bruno Alonso González (Castillo Siete Villas/Cantabria 1887-México D. F., 1977) fue nombrado en 1937 Comisario General de la Flota Republicana, puesto que ocupó hasta el final de la guerra civil. Dirigente sindicalista, diputado socialista por Santander en las tres legislaturas republicanas, Bruno Alonso era un hombre dotado de gran honestidad, firmes convicciones ideológicas y, a la vez, carácter enérgico, algo imprescindible para lograr para imponer el orden en unas tripulaciones que habían optado por prescindir de la mayor parte de unos mandos que habían optado por el bando sublevado. Los primeros años del exilio los vivió en África, hasta que en 1942 logró llegar con su familia a México donde se estableció y donde residió hasta su fallecimiento, sin haber podido regresar a España como era su gran ilusión.