Este ensayo aborda la relación que el hombre mantiene con la tecnología y como el capital ha hecho de ella su capataz. Tradicionalmente, la tecnología ha sido el principal motor de cambio de la sociedad y la forma natural del ser humano de interactuar con su entorno e integrarse en él. Pero la tecnología en cuanto segunda naturaleza del hombre, nunca podrá ser inocua, neutral o inocente, por lo que tenemos que empezar a dejar de considerarla como un instrumento, renunciando a cualquier ilusión de dominarla o de ser dueños de ella, estableciendo unos límites razonables para que no nos sobrepase y terminemos prisioneros de sus servidumbres y víctimas de sus excesos.