Llega el esperado desenlace de La señora de la muerte. Mientras Kahlan se enfrenta a las inmensas huestes de Jagang, Richard descubre la verdad sobre el dominio de la Orden Imperial. Obligado a soportar su ordalía sin magia, sin la Espada de la Verdad y sin su amor, se enfrenta a la desesperación y al aturdidor régimen del Viejo Mundo, manteniendo con vida la esperanza sólo gracias a que sabe que su causa es justa.