La estructura social de la familia queda desamparada en cierto modo con los hechos acaecidos. Como narrador de la historia, me siento identificado en numerosos aspectos con los valores y creencias de determinados protagonistas. Según van surgiendo argumentos, el desarrollo de los mismos incrementan sensiblemente la formación de una compleja madeja de conflictos cada vez más complicados de solucionar, cuya explosión se dispara de manera fortuita. En diversos capítulos de la narración surgen numerosos valores del ser humano que guardan significativas correlaciones con las actitudes y emociones colectivas. Alguno de ellos se asocia con la codicia, la envidia, la intolerancia y los celos, aunque en el lado opuesto se posicionan el amor y la amistad, para equilibrar de alguna manera los sentimientos antagónicos que esconden las personas. El laberinto de argumentos y escenas fabrica un desorden en la composición de las familias, las cuales, por un lado aportan cobijo y amparo al individuo, y de otra parte generan un espeso poso de confusión, debido especialmente a la intensa presión ejercida por la propia comunidad. Emplazamiento donde se elaboran los prejuicios y las prohibiciones, condicionando la libertad del individuo, e inculcando profundamente el sentimiento de culpa e infracción. Sin lugar a dudas, parte de las deducciones finales del relato quedan agitándose entre la incertidumbre y la sospecha, tal y como si estuvieran suspendidas en el aire flotando en la imaginación del lector. Quien tendrá la oportunidad, -si le apetece por supuesto-, de acabar el enredo aglutinando reflexiones sobre todos y cada uno de los protagonistas.
El Despertar
Hakaiju 04
Los Vengatas
Zaya. Tomo 01