El Nun era una extensión infinita de agua oscura. No había luz que la iluminase ni viento que la agitara, porque ni el sol ni el aire había sido creado. El primero de los dioses, el dios creador, dormía un sueño profundo, y su espíritu flotaba entre las aguas. Cuando despertó, comenzó por crearse tomando forma y partió a explorar el Nun.