Argumento de La Espuela del Dragón
Encuadernación: Rústica
Han transcurrido casi dos años desde que el mundo se estremeció con la Operación Sidi, y tres del día en que Alexander McNail guardó bajo llave el Expediente Othalan. El escenario internacional debería ser por fin una balsa de aceite, pero la realidad se empeña en dar la razón a las cínicas palabras que un traidor pronunció escasos minutos antes de morir. Tanto es así, que ese halo de invulnerabilidad que parecía proteger al núcleo del DANTAI salta por los aires en el transcurso de una noche. Lo que parecen dos sucesos aislados y con muchos kilómetros de por medio, resultan tener un inquietante factor común. Nuevamente la unidad antiterrorista deberá enfrentarse a una carrera contrarreloj para descubrir quién es el causante de un ataque cuya intención no parece otra que dejarles fuera de juego. Entre la duda de si se trata de una venganza personal o hay algo más, McNail consigue reagrupar fuerzas echando mano de sus colaboradores más experimentados.
Volveremos a encontrarnos con viejos conocidos de las anteriores entregas, como César Solovio o Shlomo Arens, y cómo no, con el mismísimo John James Quin, que no duda un instante en dejar sus quehaceres para prestar ayuda al hombre que una vez le salvó la vida. Desde las costas del Caribe hasta el convulso norte de Nigeria, pasando por Ucrania, las prospecciones de gas en el Mediterráneo y los laberintos del Vaticano, un renqueante DANTAI debe buscar los hilos de conexión que pondrían en peligro la continuidad del ser humano sobre el planeta. Y en medio de todo ello, planea la figura de un líder mesiánico capaz de convocar a todas las autoridades, ya sean civiles o religiosas, en la ciudad santa de Jerusalén.1