A Manolita y Marcelino, siempre atareados en El Asturiano, les cuesta darse cuenta de que su hija mayor se ha hecho una mujercita. Y bien lista, por cierto, de eso no hay duda. Leonor se muere de ganas de saber todas esas cosas que no le cuentan en el colegio, y como es igual que su madre, de armas tomar, lo ha decidido: va a preguntar a su abuelo por esa España de la que sólo se habla en voz baja. Pelayo no se sorprende, menuda es su nieta, pero se emociona tanto que ahora no hay quien le calle, y juntos llenan el cuaderno de Leonor con palabras prohibidas fuera de casa: dictadura, exilio, racionamiento, represión, y todas esas historias que son ni más ni menos que nuestra historia.