Desde la primera página, ya nos anuncia que rechaza la perspectiva cronológica, para analizar y comentar la obra de autores como Jane Austen, Robert Louis Stevenson, las hermanas Brontë o Charles Dickens, entre muchos otros. Aunque su mirada va más allá de la mera observación y lo aparente, esbozando un convincente retrato de qué fueron los victorianos: hombres y mujeres que, en su opinión, se alejaron de un sentido espiritual del mundo, para ir recayendo de manera dramática en las imperturbables manos de un materialismo extremo y deshumanizador. De este modo, su cosmovisión está en la estela de otros grandes pensadores de su época quienes, aunque en ocasiones desde atalayas ideológicas muy alejadas las unas de las otras, también contribuyeron a definir el sentimiento trágico del denominado fin de siècle.
«La Época Victoriana en la literatura», por tanto, trasciende su condición de texto de análisis estético y literario, para condensar las ansiedades de una generación arrastrada por una implacable sensación de decadencia.