Ser competente implica saber interpretar el medio en el que el discente interactúa, saber proponer alternativas, ser capaz de argumentar y tener conocimientos sobre cómo es y cómo funciona la sociedad y cómo se han ido generando y modificando las relaciones humanas a lo largo del tiempo.
A través de los capítulos propuestos en este libro se aborda la adaptación de las competencias educativas a la educación histórica. Así, los trabajos profundizan en el uso de las nuevas tecnologías, la competencia lingüística y la argumentación, la competencia en expresiones culturales y el pensamiento crítico o las competencias sociales y cívicas. Además, abordan el trabajo en competencias a través de temas clave: la formación del profesorado, el uso de materiales y recursos en el aula (exámenes y libros de texto), y un necesario cambio metodológico en los enfoques de enseñanza y aprendizaje.