Todos los alumnos tienen derecho y son capaces de aprender matemáticas. Para que esto suceda es necesario que el aprendizaje constituya una experiencia personal positiva, con significado en sí misma. Se considera que es a través de la experiencia de trabajar con problemas como el alumnado puede desarrollar su competencia matemática. Así, las experiencias de aprendizaje vividas en clase constituyen una condición esencial de éxito educativo.