En realidad, la depuración había comenzado ya en el año 1943, tan pronto como en Argel se restituyó la autoridad de la Francia libre. Allí comienzan las primeras ejecuciones de los colaboradores de Pétain y la revocación de los funcionarios y policías del gobierno proalemán de Vichy. Y, aunque el general De Gaulle quiso que la depuración fuera llevada adelante con toda legitimidad por los tribunales de justicia, nada pudo impedir que al principio proliferaran los casos de venganza popular, sobre todo contra delatores, torturadores, comerciantes enriquecidos y grupos paramilitares que habían colaborado más abiertamente con los ocupantes alemanes.