La culpa la tiene la propia Iglesia es un ensayo cuyo objetivo es decir en voz alta lo que mucha gente dice en voz baja. Al ver el título uno puede pensar en una obra satírica. Una obra que tiene como propósito subestimar o demonizar a la Iglesia o quitarla el protagonismo que tiene en nuestra sociedad. Pero no es este el propósito de la obra. Es todo lo contrario. Esta obra tiene por objetivo principal poner de relieve la relevancia de la Iglesia en nuestra sociedad y, al mismo tiempo, realizar una crítica sana de dicha Iglesia, basada sobre los fallos y pecados de la clase eclesial así como la falta de aplicación de los principios de la fe por los adeptos de la fe cristiana. Esta obra pone de manifiesto las consecuencias de la caída de la fe en el mundo. Es una autocrítica, dado que viene no de fuera sino de dentro, de un creyente convencido en la fe cristiana. Esta obra podría servir de exorcismo dentro de la Iglesia universal, podría ayudar a la Iglesia a sacudirse y convertirse en un instrumento indispensable para el crecimiento de la fe en nuestra sociedad moderna, tales como la crisis económica, social y política que vivimos a diario en el mundo. Leer y comprender esta obra es ir a la pesca de la sabiduría, es enriquecer su vida su vida como ser humano, como creyente. Sea cual sea nuestra convicción espiritual o ideológica. E.T.