La cueva de El Pindal fue incluida en 2008, cien años después del descubrimiento de su arte rupestre, en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Pionera de los descubrimientos de arte paleolítico en Asturias, es una cueva clásica de la bibliografía prehistórica, si bien no muy conocida por el público no especializado. Su situación, acantilada y alejada de las vías principales de comunicación, ha favorecido su relativo aislamiento, característica que, junto al extraordinario paisaje en el que se encuentra, ha acompañado siempre a Pindal.
María González-Pumariega Solís (Oviedo, 1964) es Licenciada en Historia e Historia del Arte. Su relación práctica con la prehistoria se inició en los años de facultad, al formar parte del equipo de estudiantes que, en los meses de julio y septiembre, reunía Javier Fortea -Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo- para excavar en el abrigo de La Viña y la cueva de Llonín.
El presente libro surge a partir de un trabajo de Doctorado, pero es consecuencia de dos hechos correlativos distintos de lo académico: la coincidencia imprevista entre el necesario desempeño laboral y una formación estrictamente vocacional y el estrecho vínculo desarrollado entre el trabajador y su lugar de trabajo.
Esta investigación dedicada al arte rupestre del Pindal pretende ser una actualización monográfica de una cueva conocida pero, en cierto modo, olvidada. Así que, sin perder de vista a los grandes prehistoriadores que la estudiaron previamente, se ha buscado trasladar a la cueva de San Emeterio al siglo XXI, transcurridos cien años desde su primera publicación..