En el libro, Treglown discurre por polémicas recientes como la Ley de memoria histórica y la eliminación de símbolos franquistas, para posteriormente retrotraerse al pasado y revisar los mitos franquistas y sus obras faraónicas; desde los embalses al valle de los caídos. Una memoria en la que está muy presente la cultura, el arte, la literatura que interpretó el franquismo y que es uno de los pilares sobre los que se sustenta la memoria de aquella época: obras de Buñuel, de Chillida, de Tàpies, de Ferlosio, de Marías, de Cela, incluso Cercas.
Esta obra, ecuánime, sin carácter arrojadizo, permite disfrutar de una visión de España distinta, enriquecida por la perspectiva que da la distancia.