Es algo conocido, desde hace mucho tiempo, que el desarrollo de la calidad de vida es el resultado de los avances en el conocimiento y la tecnología, no de la acumulación de capital. También es sabido que lo que de verdad separa a los países desarrollados de los que no los son no es tanto las diferencias en recursos y producción sino la brecha existente en el saber. Tanto es así que la velocidad a la que las naciones en vías de desarrollo cierran esa brecha es fundamental en su crecimiento. Es por tanto primordial, para entender cómo crecen los países, saber cómo aprenden, se hacen más productivos y lo que sus gobiernos hacen para promover el aprendizaje. Desde su publicación en EE.UU, La creación de una sociedad del aprendizaje, se ha convertido en una herramienta fundamental para aquellos que abogan por políticas gubernamentales de incentivar la ciencia y tecnología. Joseph E. Stiglitz y Bruce C. Greenwald nos demuestran, de forma muy persuasiva, como el enorme crecimiento de nuestros niveles de vida ha sido resultado de como aprender a aprender. Nos explican cómo los países más avanzados y los que lo están menos pueden modelar una nueva economía del aprendizaje. Tal y como indica el libro para crear una sociedad del aprendizaje requiere buenas políticas comerciales, industriales, de propiedad intelectual y muchas otras áreas. Todas las políticas afectan al aprendizaje y es un problema crítico para los gobiernos despreocupados ?especialmente los asociados con la doctrina «neoliberal» más preocupados por la asignación de recursos? por las vías de innovación que pueden propulsar sus economías hacia delante. «Los aumentos en los niveles de vida tienen más que ver con el aprendizaje ?que es el tema central de este libro? que con la eficiencia de asignación de recursos, tema que ha sido preocupación central de los economistas. Que esto sea así ofrece enormes posibilidades para el bienestar de quienes viven en el mundo en vías de desarrollo: acumular recursos es un proceso lento comparado con la velocidad con la que pueden reducirse las brechas en el conocimiento».