Rafael Cansinos Assens es uno de esos autores andaluces en los que la añoranza de su tierra natal y de Andalucía dejó amplísimo y profundo surco en su obra. Su caso fue sorprendente: abandonó Sevilla con quince años, en 1898, se instaló en Madrid con su familia y ya sólo viajó fuera de la capital en cuatro ocasiones: la primera vez a la propia Sevilla, durante la Feria de Abril de 1900; ese mismo año, huyendo de las amenazas de su padrino que quería ingresarlo en el servicio militar, estuvo una temporada en el Seminario de Astorga (León), de donde fue expulsado por dar mítines republicanos y sesiones de cante jondo a los seminaristas; en 1906 pasa unos días en El Paular (sierra de Madrid), intentando una cura de desintoxicación; y, por último, en 1910, con motivo de un homenaje a Ramírez Ángel, viajó a Toledo. No conoció el mar. El resto de sus días transcurrieron en un radio que rara vez fue más allá de los cinco kilómetros de la madrileña Puerta del Sol. Sin embargo, pocos escritores extrañados de su tierra le han dedicado tanta atención y obra al lugar de su natalicio, infancia y juventud. Cansinos Assens, «Correspondiente» desde 1915 de la Academia Sevillana de Buenas Letras, es autor de novelas como En la tierra florida o La santa niña catalina, que transcurren en Sevilla, u otras, como Los sobrinos del diablo y Las luminarias de Janucá donde la evocación andaluza es permanente. En novelas cortas como El manto de la Virgen, El hechizo del Sur lejano, La casa de las cuatro esquinas, y en numerosos cuentos, poemas, artículos, lo andaluz y sus gentes son protagonistas. En sus memorias, La novela de un literato, hay más de cien referencias a Sevilla, y, entre sus inéditos, quedan por difundir novelas autobiográficas con títulos tan sugerentes como Los Escolapios, Desencanto y Chilhood, en las que nos encontraremos con la Sevilla de finales del s. XIX. Como no podía ser menos, buena parte de su obra crítica presta especial atención a los autores del sur de España o escribe libros completos como Sevilla en la literatura: Las novelas sevillanas de José Más, o La copla andaluza, que hoy, gracias a la Fundación de Arte Flamenco Cristina Heeren, el lector tiene en sus manos.