?Es indudable que para que una Constitución sea efectivamente la ley suprema de una sociedad en un momento dado de su historia, debe ser producto de esa misma sociedad, globalmente considerada, sin imposiciones externas ni internas. En este último caso, particularmente, las Constituciones impuestas por un grupo político al resto de los integrantes de la sociedad tienen no sólo una precaria supremacía, sino una duración limitada generalmente ligada a la presencia efectiva en el poder del grupo que la impuso?? Dr. Allan Brewer-Carías.