Confianza y desconfianza son igualmente necesarias para la vida social. La diferencia singular reside en las condiciones de vida que nos impone el mundo contemporáneo. Hoy vivimos en un entorno tecnológico, rodeados de riesgos de origen humano creados por la negligencia o el afán de lucro. Vacas locas, sangre contaminada, escapes radioactivos, virus informáticos, medicamentos que matan, tráfico de datos o motores diésel trucados son las amenazas de la nueva sociedad tecnológica, del moderno Prometeo.