La televisión ha avanzado en penetración por grandes acontecimientos. Las bodas de la monarquía británica, los Mundiales de fútbol, los Juegos Olímpicos? han propiciado audiencias millonarias, mundiales, y han extendido el alcance de la televisión hasta los rincones más remotos del plantea. Un fenómeno que se alimenta a si mismo. La boda de Isabel de Inglaterra, hace más de sesenta años, propició la venta masiva de aparatos de televisión en los hogares; los mundiales de fútbol en los años ochenta multiplicaron las compras de aparatos de color, y las ligas más importantes han propiciado y sustentan la televisión de pago. Entre competiciones, coronaciones, y conquistas la industria de la televisión ha alcanzado carácter global capaz de captar el interés de millones de individuos. La profesora Belén Andueza se ha detenido en el análisis de uno de esos fenómenos televisivos que movilizaron durante unas horas a millones de espectadores, en este caso en el ámbito de un solo país, de España: ?El triunfo de la Roja?, la consecuencia del éxito de la selección española de fútbol el pasado mes de julio, el Mundial de Sudáfrica. No fue una sorpresa, era posible, estaba en los pronósticos, pero lograrlo desató una oleada generalizada de emociones, ilusiones y autoestima en la sociedad española. Declararse indiferente al fenómeno o incluso crítico resultó plenamente incorrecto, incluso extravagante.