Internet ha cambiado nuestras vidas pero todavía no ha cambiado nuestras ciudades. Toda revolución tecnológica lleva emparejadas transformaciones radicales en las formas de vida. Si la era del automóvil y el petróleo conformó las ciudades del siglo XX, la sociedad de la información configurará las del siglo XXI. Es una evolución imparable que, sin embargo, hay que saber conducir con criterio.
Se trata de aprovechar las experiencias urbanas acumuladas durante siglos por los humanos y tener presente que el crecimiento no puede ser ilimitado y que los recursos energéticos que ofrece nuestro planeta tienen fecha de caducidad. Vicente Guallart expone este fascinante proceso en un libro cargado de ideas, datos y propuestas.
En calidad de observador, de pensador y de pionero de la arquitectura del futuro, Guallart propone la regeneración de las ciudades (de la vivienda a la metrópolis) para impulsar una nueva economía de la innovación urbana. Un camino con destino a la autosuficiencia local en materia de recursos y a la conectividad global en materia de conocimiento e información. Porque la autosuficiencia conectada hace que las ciudades y las personas que las habitan sean más fuertes, libres e independientes.