Un relato donde se entrecruzan dos pesquisas paralelas que avanzan implacablemente, con una trama perfectamente hilvanada y una resolución absolutamente sorprendente.
La autora, además, se muestra como una sutil observadora de las relaciones que se establecen entre grupos humanos, tanto en la propia Ertzaintza, como en las familias y amigos tras la fractura que se produce ante la muerte violenta de uno de sus seres queridos.