Sin duda, la gran afición de la gran mayoría de nuestros reyes y bastantes de nuestras reinas, fue siempre la caza, que fue considerada como la forma de recreo y diversión más adecuada para ellos, especialmente la caza mayor que les servía como adiestramiento militar. Para algunos monarcas como Felipe V, Fernando VI y Carlos III la caza tuvo una finalidad terapéutica. Era la forma de alejar la melancolía que padecían esos primeros miembros de la