Año de 2007, diecisiete después de que Nicolás Ceausescu fuese ahorcado, en los sótanos del Palacio que él no pudo inaugurar, un minero allí encerrado, continuará cavando la tumba del Conducator rumano, en el edificio más suntuoso y opulento que el comunismo construyera en el mundo. Le acompañan las sombras de los hombres y mujeres que vivieron en el siglo XX. Los campos de concentración, las mentiras triunfalistas, la corrupción política, la inocencia sacrificada, la lucha por el poder, la ambición, el amor, la crueldad, la ironía, la tragedia, el holocausto comunista, se desarrollan sobre el escenario de la Historia a través de un puñado de personajes que en ella jugaron un decisivo papel en escenarios que van de Moscú a Viena, de Rumanía a España, de Copenhague a Camboya o Corea del Norte. Se trata, sin duda, de una apuesta ambiciosa, arriesgada y polémica. Una reflexión que pretende iniciar un necesario proceso crítico para regenerar la utopía revolucionaria, en la idea de Antonio Gramsci: «La verdad es revolucionaria, y la mentira reaccionaria». ¿Una novela? Sin duda. Pero una novela que pese a su carácter imaginativo y fantástico, es un viaje a las entrañas del acontecimiento más extraordinario y traumático que protagonizó el siglo XX: el surgimiento, auge y caída del comunismo. Una de las novelas más catárticas y amargas que se hayan escrito en Europa sobre la derrota del comunismo en el siglo XX. Narrada desde la izquierda y para «la otra izquierda, la no burocrática» en un proceso que abarca sus principales desarrollos históricos y que indice en los problemas humanos. La tragedia, en la estela reflexiva de Platón y dramática de Shakesperare, rinde al tiempo homenaje a Kafka, que supo anticipar el mundo contemporáneo en el que el ser humano sería acosado y destruido por la Ley y por su ceguera e impotencia para traspasar las cerradas puertas del castillo tras las que se sitúa la libertad.