En la soledad de su despacho, la candidata a la presidencia Isabel San Martín ultima los preparativos dos días antes de las elecciones generales. Su labor como ministra de Economía y algunas de las iniciativas que ha llevado a cabo durante el desempeño de su cargo le han dado credibilidad y se postula como la favorita en las encuestas. Sobre la mesa, un volumen encuadernado en piel de las memorias de Victoria Kent, una de las mujeres que cambió el mapa político de España y una de sus principales fuentes de inspiración. Como la malagueña, Isabel quiere ganar para ayudar a la ciudadanía, a las mujeres. Sin embargo, deberá hacer frente a múltiples problemas -entre ellos una misteriosa caída de la deuda pública que puede llevar a España a un rescate económico- cuarenta y ocho horas antes del recuento de votos. ¿Realmente el país está preparado para tener una mujer al frente de su gobierno?
Isabel comprenderá que son muchos los intereses creados, que sus enemigos no se lo van a poner fácil y además tendrá que lidiar con una crisis personal: su marido, Pablo, la ha dejado después de veinte años y se lo ha dicho por teléfono en el que será un fin de semana crucial para ella y para todo el país.
¿Qué hacer cuando tu vida personal se desmorona? En situaciones de máxima tensión, ¿qué es más importante: el poder, los principios, la familia o el amor?
Después del éxito de Los olivos de Belchite y La maestra republicana, Elena Moya regresa al panorama literario con una historia arrebatadora sobre el papel de la mujer en las esferas de poder, las dificultades a las que se enfrenta, la renuncia, el sacrificio y juega a desgranar el verdadero significado de la ambición y el poder. Una obra visionaria que nos adentra en el mundo del poder y las finanzas, y que reconstruye la personalidad atrayente de Victoria Kent, una de las grandes damas de la política española, todavía incomprendida e injustamente ignorada. Una novela excepcional cuya lectura se hace necesaria hoy más que nunca.
«Una fábula inteligente y amena que se puede hacer realidad mientras se lee. ¡Brillante! Hay que leer a Elena Moya.»
Eduardo Mendoza