A lo largo de una madrugada, consciente de que el tiempo se le está acabando, Mario, pinchadiscos e implacable crítico musical, cuenta la historia de su relación. Es una crónica dolorosa y aberrante, como una pesadilla, pero también es hermosa como la infancia. Volver a la infancia, a la felicidad perdida de las bolas de chicle y los veranos eternos, de la radiofórmula y el primer amor, es el camino que Mario debe recorrer para componer la canción de Lucía, la sinfonía donde ella vivirá eternamente.
Con un ritmo trepidante y un estilo «empeñado en la expresividad» (Fernando Royuela), Daniel Ruiz García nos conduce cuesta abajo por una trama trufada de referencias musicales, cinematográficas y literarias. Todo ello regado con abundante cerveza y a golpe de rock, hacia un final tan abrupto como impredecible.