Una bella muchacha que se transforma en una decrépita momia egipcia, una madre rechazada por la sociedad que alumbra hijos deformes y los vende a los freakshows, el atroz descubrimiento de que la Gorgona existe. Hombres-lobo, mujeres-pantera y mujeres-serpiente, alienígenas agresivos y polimorfos, brillantes científicos convertidos en mosca y gente poseída por el Demonio. Estos y otros pesadillescos engendros son los protagonistas de La cabeza de la Gorgona y otras transformaciones terroríficas, una antología de cuentos de horror que descubre la fascinación del hombre por los monstruos.
Si en la actualidad la teratología literalmente, «la ciencia de los monstruos» ha demostrado que las alteraciones/deformaciones del cuerpo humano son resultado de sus errores genéticos, de la variedad de sus mutaciones, en la antigüedad el monstruo era el contravalor de la vida. Rezumaba negativismo, era una cosa demoníaca, un atentado al Orden, que ponía en cuestión todo aquello que se consideraba «normal».
Los relatos de autores como Louisa May Alcott, Guy de Maupassant, J.D. Beresford, John W. Campbell Jr., Val Lewton, George Langelaan, Joseph Payne Brennan, Vicente Muñoz Puelles o José María Latorre inciden en esta idea, pero aportan además su peculiar visión dramática, poética, en torno a cuestiones ligadas a la monstruosidad. Es decir, exploran los oscuros márgenes de lo que es humano, convirtiendo a sus monstruos en aquello de nosotros mismos que no queremos aceptar, que no deseamos ver.