En palabras del autor, la Navidad es la fiesta más humana de la fe, puesto que nos hace sentir de la manera más profunda la humanidad de Dios. En ningún otro lugar se puede percibir como en el pesebre lo que significa que Dios ha querido ser Dios con nosotros , un Dios con el que nos tuteamos porque nos sale al encuentro como un niño. Así, la Navidad es también de manera especial una fiesta que invita a la meditación, a la contemplación interior de la palabra.
Estas meditaciones muestran una vez más a Joseph Ratzinger como un hombre espiritual que sabe llegar con su mensaje tanto a la inteligencia como al corazón.