Hubo un tiempo en que los poderes establecidos tenían motivos para preocuparse. En que los potentados que manejaban el capital vivían con la mosca tras la oreja, olfateando la gasolina de los cócteles molotov. O no. Porque lo cierto es que nunca fue así... ¡Pero hubo un tiempo en que aquí se intentó la revolución! Gustavo, activista ecologista de los que ya no quedan, revolucionó la realidad española de hace treinta años combatiendo a las nucleares, poniendo el grito en el cielo ante la injusticia, currándose algún que otro artefacto. Viviendo a la suya, pero echando un cable.