El redescubrimiento de la Antigüedad es uno de los principales caminos intelectuales que recorre el pensamiento occidental de los tiempos modernos. Ya en la Baja Edad Media, pero sobre todo a partir de la invención de la imprenta, una parte fundamental de la producción libraria se dedicó a la publicación de textos clásicos que o bien habían sobrevivido gracias a la tradición manuscrita sostenida en los scriptoria medievales, o bien habían sido redescubiertos traídos por sabios griegos que huían del imparable avance de los turcos.
La obra de filósofos, literatos, historiadores, astrónomos, médicos y matemáticos de los tiempos antiguos se incorporó así definitivamente al bagaje cultural de la Europa Occidental. El afán por mejorar el conocimiento de la Antigüedad -mejor aún si con ello se lograba dorar blasones más o menos locales- dio pie además al nacimiento y desarrollo de ciencias que hoy llamamos auxiliares de la historia, como son la arqueología, la epigrafía y la numismática. La Biblioteca de la Universidad de Sevilla custodia entre sus fondos históricos buena parte de esa producción impresa y algunos notables manuscritos que permiten una mejor comprensión de las reinterpretaciones que la Europa de los siglos XV al XVIII hizo del mundo antiguo.