La sabiduría no hace las veces de la filosofía; ni la filosofía las veces de la sabiduría: tenemos necesidad de ambas, y de la diferencia entre las dos. Eso es lo que justifica y da valor a este libro, que propone otro camino hacia la sabiduría: no el del discurso filosófico sino el del ejercicio espiritual: «la vía de la técnica», algo muy conocido en Oriente, y bien singular en Occidente.