La noche se adivinaba fría y encapotada, frente a Shigeru, caudillo del clan Hiray. Una alargada concatenación de cúpulas bañadas en oro y con hermosas cristaleras multicolores se extendía a lo largo de las costas de la ciudadela de Tawaraya. Pueblo de grandes pescadores y marinos; bandadas de gaviotas revoloteaban en pos de los despojos del mercado, desperdigados sobre las sucias aguas de los muelles...